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Habilidades Blandas: la fuerza para mejorar la calidad educativa a través de la pantalla.

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Ximena Alonso GomezMcGill University

Enfoque

La educación es un derecho humano y su provisión es esencial. Consecuentemente, la educación de calidad es fundamental como base para construir un mejor futuro. Sin embargo, no se han observado detalladamente los componentes de la calidad educativa, lo cual ha creado deficiencias en el progreso social. En 2020, el COVID-19 tuvo efectos significativos en la vida cotidiana, especialmente en el ámbito académico. Dadas las ramificaciones negativas que la pandemia ocasionó en estudiantes y profesores, se desarrolló un modelo educativo con el fin de mejorar la calidad de la educación. Este modelo se creó para superar las barreras que la pandemia impuso en el ámbito educativo y la eficacia del modelo fue comprobada de manera remota. 

Este modelo se enfocó en trabajar con los maestros para implementar puntos clave para así crear un lazo entre el estudiante y el maestro. El lazo creará un entorno que ayude a los alumnos a tener un mejor aprendizaje y despierte su motivación de conocimiento aún a través de una pantalla. Igualmente ayudará a los maestros a despertar nuevamente su interés por enseñar. Al tomar en cuenta los factores clave, los cuales incluyen empatía, creatividad, espontaneidad, atención, respeto y honestidad entre otros, igualmente enfocados a las habilidades blandas, los maestros lograrán crear un entorno en el que el docente y el estudiante aprendan uno del otro y en el que se reconozcan mutuamente como personas y no como un rol. 

Para comprobar la efectividad del modelo se reunió a 4 maestros, cada uno encargado de diferentes materias y salones. Cada profesor contaba con una lista de 15 puntos a implementar en su clase. También, se proporcionó una encuesta para ser completada por los alumnos, la cual concernía su satisfacción con la clase y el docente. Dicha encuesta debía ser contestada al inicio y fin de la implementación del modelo. Por otro lado, la mejora académica por parte de los estudiantes se midió a través de la aplicación de exámenes sorpresa semanales. Además de esto, se otorgó a los profesores una asesoría por un aproximado de 30 minutos para explicar y contestar dudas acerca de la aplicación del modelo y el contacto con los profesores fue frecuente registrar los avances diarios en sus aulas. 

Este modelo fue aplicado en clases de biología, química, historia y español. Los resultados fueron sorprendentes. En un lapso de 4 semanas, el rendimiento académico de más de 300 estudiantes aumentó más de 11%. La satisfacción de los alumnos con la clase también tuvo un incremento positivo de un punto en promedio. El hecho de que un ambiente educativo ameno pueda crearse a través de habilidades blandas y ayude con la mejora de habilidades duras de igual forma, es un gran indicio de que la calidad de la educación no cambia simplemente por la cantidad de trabajo que tienen los alumnos o maestros, ni por la dificultad de los trabajos, y mucho menos por la modalidad en la cual dichas clases sean impartidas. Por el contrario, la educación de calidad se encuentra en la calidad de las interacciones entre los partidos pertenecientes a dicho entorno ya que esto hará al estudiante receptivo y abierto a nuevos aprendizajes.

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