Enfoque
Los delitos de odio perpetrados por motivos de racismo, xenofobia, ideología, creencias religiosas, orientación sexual constituyen una realidad que se ha visto incrementada en un 45% desde el año 2013. Las cifras crecen exponencialmente mientras que quienes ostentan la posición de victimarios y de víctimas son cada vez más jóvenes, personas en situación de riesgo, y en general, todas aquellas que pertenecen a algún colectivo especialmente vulnerable. Si a ello sumamos el auge de las tecnologías disruptivas y el alcance de éstas para obtener resultados sumamente gravosos, supone una preocupación a nivel global en cuanto al tratamiento legal de este tipo de conductas.
Nos encontramos con una sociedad avanzada, pero, sin embargo, en los últimos tiempos vinculado al desarrollo de las nuevas tecnologías, en la denominada Revolución Industrial 4.0. El funcionamiento de estos nuevos mecanismos constituye el elemento clave a partir del cual se originan toda una serie de factores de riesgo mayores a los existentes hasta este momento. Todo cuanto hacemos tiene repercusión tripe en el mundo que nos rodea.
Hablar de víctima y proceso penal, implica, obligatoriamente, hacer más que una mención, un recorrido, sobre el papel que ostentan determinados tipos de víctimas. Concretamente, aquellas que forman parte de los denominados colectivos vulnerables. Dentro de los colectivos vulnerables podemos incluir a mujeres, ancianos, niños, inmigrantes, minorías y personas con discapacidad.
El objetivo del presente estudio tratará de ofrecer una visión integral de la problemática existente derivada de la proliferación de internet, el desarrollo de nuevos tipos delictivos y, especialmente del discurso del odio hacia colectivos vulnerables. En nuestro caso, analizaremos los ataques por razón de género, orientación sexual e identidad de género (las mujeres y personas del colectivo LGTBIQ+ son víctimas de los roles y estereotipos que los exponen a constantes abusos y violencia física, verbal y psicológica), aunque en muchos supuestos puede verse entremezclada con otra u otras circunstancias mencionadas anteriormente. Las consecuencias psicológicas, emocionales y sociales son distintas según la gravedad del delito y en relación al tiempo trascurrido. Además, debemos señalar que en este tipo de delitos, los efectos van más allá de la propia vícitma en concreto, puede afectar a un colectivo en concreto por lo que es preciso trabajar a fin de evitar todo tipo de victimización. En cualquier caso, una vez que se produce la victimización es fundamental trabajar de forma integral para la desvictimización.
La metodología empleada responde a un estudio de campo sobre la doctrina emanada de nuestros Tribunales, la doctrina científica en esta materia y, finalmente, un análisis de las estadísticas del INE en el que muestran los números en materia de violencia contra las mujeres dentro de nuestras fronteras.
Las conclusiones nos permiten ofrecer una serie de medidas legge ferenda a adoptar para erradicar el discurso de odio existente en nuestra sociedad y la posibilidad de implementar otras formas de hacer Justicia al margen del modelo tradicional, con especial mención a un modelo de Justicia Restaurativa.
