Enfoque
A lo largo de la historia de la psicología el constructo de la inteligencia ha tenido un lugar central en el desarrollo de la disciplina. Nuestra forma de definir el intelecto tiene importantes implicaciones sociales. Los rasgos, capacidades o habilidades que nombramos como tal, son reconocidos y valorados, generando un modelo de desarrollo de los cuerpos y de las sociedades, mientras que lo que es considerado como no-inteligente recibe desprecio y violencia. Las representaciones sociales de la inteligencia siempre se han vinculado a unos cuerpos y negado a otros (Marambio et.al., 2015). Este modelo de desarrollo y crecimiento imprime en las distintas instituciones sociales (escuela, empresa, familia y ciudadanía) formas deseables o indeseables de ser y estar en el mundo.
Desde los estudios de la gubernamentalidad nuestro objetivo en este trabajo es analizar la resignificación de la inteligencia, producida en los años ochenta y noventa por distintas teorías, especialmente la teoría de la inteligencia emocional. Para llevar a cabo este análisis teórico ponemos a dialogar la teoría de la inteligencia emocional de Goleman con las teorías del poder enfocadas en la psicopolítica. Entendemos la psicopolítica como una forma de ejercer el poder (inaugurada en el neoliberalismo) donde la personalidad en todas sus dimensiones (especialmente los afectos) se pone al servicio del trabajo y del consumo: la atención, orientación, memoria, pensamientos, emociones y la inteligencia entre otros componentes de la personalidad son colonizadas por discursos de la inteligencia que buscan que el individuo se intervenga a sí mismo en pos de optimizar su personalidad y sus capacidades. En las sociedades disciplinarias que describe Michel Foucault (2006, 2007, 2009) el conocimiento tiene un papel fundamental en el gobierno de las poblaciones. El primer significado social de la inteligencia que construyó la psicología nace en las sociedades disciplinarias en un contexto de trasformación donde el capitalismo industrial necesitaba ilustrar a las clases rurales para adaptarlas a las necesidades de la sociedad fabril, es decir, la psicología no describió la inteligencia humana, sino que la inventó a imagen y semejanza del sistema productivo (Danziger, 2018). La biopolítica de las teorías de la inteligencia, ha sido analizada a fondo por distintos trabajos (Ovejero, 2003; Danziger, 2018; Rose, 2022) el significado de la inteligencia unitaria, hereditaria y centrada principalmente en las capacidades individuales, lógico-matemáticas y lingüísticas del sujeto, predominante en buena parte del siglo XX, tuvo un papel muy importante en el gobierno de las poblaciones a través de procesos de normalización, estandarización e inscripción de las subjetividades de la modernidad. En contraposición a estas teorías, la teoría triárquica de Stenberg, la teoría de las inteligencias múltiples de Gardner y las teorías de la inteligencia emocional. Van a entender la inteligencia como un funcionamiento cognitivo, como una estructura múltiple con distintas inteligencias, que a partir de ahora van a estar localizadas en un cerebro flexible y plástico. Concluimos que esta resignificación de la inteligencia está relacionada con una transformación de las formas de ejercer el poder en la sociedad neoliberal.
